Nochebuena
Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo una última recorrida por las salas, viendo si todo queda en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos lo seguían. Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermitos le andaba atrás. En la penumbra lo reconoció. Era un niño que estaba solo.
Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizá pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
—Decile a… —susurró el niño—. Decile a alguien, que yo estoy aquí.Eduardo Galeano ( El Libro de los Abrazos 1989)
¿Qué hago aquí? me preguntaba en esos momentos en que la confusión me envolvía cual niebla. Un dolor agudo, mi falta de apetito y la fiebre, mis delatores, todo es bruma, en medio de tubos, en una burbuja, aislada del resto; a los cinco años; no se logra entender, el tiempo corre lento en medio de la monotonía de paredes azules y un ejercito de hormigas laboriosas vestidas de blanco, todas tan parecidas que apenas logro diferenciarlas.
Al traspasar esas paredes de nuevo, se removieron los recuerdos. Ahora en otras circunstancias, fui invitada por un colectivo, a entregar cartas, postales y cuentos, especialmente recabados para los niños y niñas hospitalizados.
Los pequeños sonríen, se sorprenden, olvidan por momentos el motivo de su encierro, lo mas complicado es encarar a los padres, cansados de las horas de vigilia acompañando a sus enfermos, ante sus lagrimas resulta difícil contener las propias; fue una experiencia hermosa, enriquecedora, al final en cada cubículo les canté una canción, han sido uno de mis públicos mas atentos, deseo continuar colaborando, a veces olvidamos que están allí esos pequeños ángeles, esperando con la historia del cuentacuentos recuperar sus alas, para volver a emprender el vuelo.
Querida amiga, ¿qué decir con torpes palabras? Un fuerte abrazo.
Nada de eso Querida Emma, envidio tu maravillosa pluma, el honor siempre es mio por tu visita, Abrazos 🙂
«Los pequeños sonríen, se sorprenden, olvidan por momentos el motivo de su encierro…»
Por unos momentos, que quizás para ellos duren muuuucho tiempo en el recuerdo, los devolviste a su verdadera esencia, la infancia… un regalo precioso.
El regalo fue mutuo, uno aprende mucho de esos pequeños y la valentía con que encaran sus circunstancias.
Gracias por tu visita
Abrazos
Reblogueó esto en bibliotecadealejandriaargentina.
Por unos momentos fuiste un hada madrina.
Un abrazo…
Sí María, sin duda fueron mágicos momentos que espero periódicamente volver a vivir, siempre habrá pequeños ángeles esperando.
Abrazos y Feliz 2015 🙂
El dolor parece más agudo cuando lo sufre un pobre niño inocente…….
Un Abrazo Shira 🙂 .