«El Amante»- Marguerite Duras

«Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición. Es tan oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo. Oh habla del silencio».
Alejandra Pizarnik

Egon Schiele-Abrazo-Amantes

Egon Schiele-Abrazo-Amantes

La mira. Con los ojos cerrados la sigue mirando. Respira su rostro. Respira la niña, con los
ojos cerrados respira su respiración, ese aire cálido que ella exhala. Distingue cada vez
menos claramente los límites de su cuerpo, no es como los otros, no está acabado, en la
habitación sigue creciendo, aún no ha alcanzado las formas definitivas, se hace a cada
instante, no sólo está ahí donde lo ve, también está en otras partes, se extiende más allá de
la vista, hacia el juego, la muerte, es flexible, se lanza todo entero al placer como si fuera
mayor, en edad, carece de malicia, es de una inteligencia terrible.
Contemplaba lo que hacía de mí, cómo se servía de mí y yo nunca había pensado que
pudiera hacerse de este modo, iba más allá de mis esperanzas y conforme al destino de mi
cuerpo. Así me convertía en su niña. Para mí él se había convertido en otra cosa. Empezaba
a reconocer la dulzura indecible de su piel, de su sexo, más allá de él mismo. La sombra de
otro hombre debió cruzar también por la habitación, la de un joven asesino, pero yo no lo
sabía aún, nada de eso aparecía aún ante mis ojos. La de un joven cazador debió de cruzar
también por la habitación, pero en lo que se refería a ésta, sí, lo sabía, a veces estaba
presente en el placer y se lo decía, al amante de Cholen, le hablaba de su cuerpo y también
de su sexo, de su inefable dulzura, de su valor en la selva y en los ríos de las
desembocaduras de las panteras negras. Todo eso provocada su deseo y le incitaba a
tomarme. Me había convertido en su niña. Era con su niña con quien hacía el amor cada
tarde. Y, a veces, tenía miedo, de repente se inquietaba por su salud como si descubriera
que era mortal y como si se le ocurriera la idea de que podía perderla. Porque es tan
delgada, también le entra miedo de repente por eso, brutalmente. Y también por ese dolor
de cabeza, que a menudo la hace desfallecer, lívida, inmóvil, una venda húmeda en los ojos.
Y también por esa desgana que a veces le inspira la vida, cuando no la domina, y piensa en
su madre y de repente grita y llora de rabia ante la idea de no poder cambiar las cosas, hacer
feliz a su madre antes de que muera, matar a quienes han provocado ese daño. El rostro de
la pequeña en el suyo, el hombre toma esos llantos, los aplasta, loco de deseo por sus lá-
grimas, por su rabia.
La toma como tomaría a su niña. Tomaría a su niña de la misma manera. Juega con el
cuerpo de su niña, le da vuelta, se cubre con ella el rostro, la boca, los ojos. Y la pequeña, la
pequeña sigue abandonándose en la dirección exacta que él ha emprendido cuando ha
empezado a jugar. Y de pronto es ella quien le suplica, sin decir qué, y el hombre, el
hombre le grita que se calle, grita que ya no quiere saber nada de ella, que no quiere
gozarla, y helos de nuevo atornillados entre sí, prisioneros entre sí en el espanto, y hete aquí
que este espanto vuelve a diluirse, que se le entregan, entre lágrimas, desespero y felicidad.

-Marguerite Duras, «El Amante» (Tusquets)

10 comentarios

  1. Qué complicadas pueden ser la pasiones, nos atrapan y no podemos escapar por más que lo deseemos.
    Un Abrazo Shira 🙂 .

    1. Creo que depende del cristal con que se mire, hay algunas pasiones que nos hacen creer que somos capaces aun de lo imposible, porque pareciera todo es mas fácil y los obstáculos son pequeños. Algunas otras pueden ser devastadoras, más si creemos que son el centro de nuestro universo cuando en realidad este es infinito. Me dejas reflexionando querido.
      Un fuerte abrazo.

  2. Leí El Amante hace muchos años y sólo recuerdo las líneas generales de la historia, no los pasajes puntuales. Esto que nos traes hoy es estupendo. Es como leer Lolita, de Nabokov, pero cambiando a los personajes.
    Y pensar que está basado en la propia historia de Marguerite… ¡Quién pudiera transcibir las propias experiencias con tanta delicadeza y pasión!
    Un fuerte abrazo, Shira.

    1. Desde una entrada que hizo Danioska sobre el libro de Lolita me quede con ganas de leerlo, ya le llegará su momento. Éste es el primer libro que leo de Marguerite, me dejó encantada. Me gustan mucho los textos autobiográficos. En la mesita de noche me espera también de ella: Moderato Cantabile. 🙂
      Abrazos querido Borgeano.

  3. habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición

    ufff como siento cada palabra de esta mujer..

    1. Alejandra me transporta a estados tan melancólicos que es adictiva,
      Me alegra tu visita Nei, te mando un fuerte abrazo.

  4. Hola Shira,
    Leí El amante hace ya muchos años y lo cierto es que se había borrado bastante de mi memoria, pero hoy al leer ese pasaje, sí que he recordado que mientras lo leía, en algunos momentos se me erizaba la piel.
    Gracias por hacerme recordar una parte de la pasión, casi terrible, este libro.
    Un abrazo desde aquí…

    1. Lo implícito es más importante que lo manifiesto, la víctima elige muchas veces a su verdugo, la pasión un verdugo electrizante… Abrazos Maria

  5. Shira, sólo para informarte que nominé tu blog para el Angel Award. Felicidades. Abrazobeso.

    http://ernestocisnerosrivera.wordpress.com/2014/05/01/angel-award/

    1. Muchas Gracias Ernesto me he tomado unas pequeñas vacaciones del blog,espero volver pronto, agradezco tu nominación 🙂 . Abrazos.

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